Por las calles de Girardot I

Girardot es un pueblo (o ciudad pequeña?) que queda a 3 horas de Bogotá, 4, contando los trancones. 

Últimamente he hecho frecuentes viajes en búsqueda de una solución para unos documentos de mi papá, parece que tuvieran leyes propias es prácticamente una república independiente. ¬¬

Pero no todo es malo, ha sido un viaje a la nostalgia y mientras caminamos por sus calles mi papá recuerda cuando se lanzaba en bicicleta por una calle empinada, sin miedo por supuesto, porque un carro pasaba una vez por semana (hace 60 años), recuerda el sonido del tren y el miedo que le daba perderse entre la multitud, sus viajes a Bogotá, que sentía como si fueran a otro país y sus hermanos colándose en el tren para llegar a las cosechas de arroz en el Espinal y la salida al río Magdalena, comiendo un buen viudo de pescado. 

Su pueblo, el olor a tierra caliente, las calles donde transcurrió su infancia. Me describe las flores, los árboles y me da los nombres, pero seguramente cuando vuelva no voy a distinguir entre una mata de plátano y una de mango (es mentira, ese par si las distingo), mucho menos una de yuca, ni como se llaman los pajaritos.

Ayer fue la última vez que pienso viajar en mucho tiempo, por lo menos no a hacer papeles, quedé aburridísima!! 

Pero con una vista menos sesgada (y menos histérica), algún día,  sin afán, ni miedo, creo que volveré a Girardot a tomarme una KolaSol en el Camellón de comercio, con mi papi por supuesto :).

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